Por Eulalio Almonte-Rubiera
Oficina de Prensa de la Campaña MVM
Los norteamericanos han acuñado un apreciable numero de frases, y en cada una de ellas desnudan su presumida condición de nación de libertades… y de oportunidades.
El sueño americano, ‘vendido’ al mundo como atributo inherente a la vida en los Estados Unidos, es la pesadilla que muchos han vivido en aquella sociedad de abundancia, y donde por igual abunda el discrimen en sus más diversas manifestaciones.
Hay quienes dejaron detrás todo cuanto tenían, porque se imaginaron que inmediatamente traspasada la zona de admisión de sus aeropuertos, encontrarían en aquella América, rodando por los suelos, las papeletas de Washington.
Y es que, como diría un campesino de esos a los que el padre Meriño concedía la sapiencia suficiente como para convertirse en arzobispo, como él mismo lo fue, ‘todavia viene Pedro… y ‘jalla’.
Entre nosotros, los que vivimos en el patio aquel país de que en una vez nos hablaba el doctor Leonel Fernández, pasan cosas muy parecidas, quizás porque de alguna manera hemos asimilado la cultura americana, y nos creemos que realmente las cosas son ‘igualitas que allí.’
Recuerdo los primeros años de la década de los ’60, cuando nos llegamos a creer la manida retórica izquierdista de entonces, que se nos aseveraba que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. A aquella ‘revolucion’ de nuestros sueños solo habría que hacerle ‘guititío-guatatao’, sacarle la lengua y ella caería en la trampa de perseguirnos.
Al parecer, no somos, ni por parecido siquiera, lo que el padre Merino decía, ni tampoco estamos en los umbrales en los cambios aquellos que la izquierda haría en materia de conducción del Estado.
Pero hay políticos cegados por la ambición que no conceden avances al pensamiento del dominicano de a pie, y siguen creyendo en que los huevos salcochados empollan, sacan, crecen y hasta los canjeamos por los espejitos que los colonizadores trajeron a La Hispaniola.
Es quizás por eso que van por esos caminos de Dios tocando sus flautas encantadoras de serpientes y repartiendo fardos de ilusiones, repletos de mentiras, porque olvidan hasta a su propio maestro, quien decía que ‘quien me engaña una vez, tonto es… si me engaña dos, tonto yo”.
Pida usted, que su boca sea su medida, -decía un borracho en el bar de Juan Mena, en Villa Riva, y a la hora de pagar ocurría lo que ha venido pasando aquí, que las promesas siguen sin cumplirse y, como los intereses bancarios, se acumulan hasta lo infinito, porque como en el sueño americano ‘the sky is the limit”.
El oficialismo esta vendiendo musarañas, con la esperanza de que aparezca algún comprador incauto. No dudo de que alguno habrá de encontrar.
(El autor es periodista, ex director de medios)
martes, 27 de noviembre de 2007
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