miércoles, 12 de marzo de 2008
Los profesores y nosotros
Por Eulalio Almonte-Rubiera
El doctor José Francisco Peña Gómez llamaba a sus amigos “compai”, y el doctor Leonel Fernández acostumbra llamar ‘profesor’ a los suyos y a algunos a los que trata de hacérsele el simpático.
En mi caso particular, Peña Gómez me llamaba de manera familiar “compai Lalo”, y yo me sentía muy bien. De mi no esperaba nada mas allá de mi lealtad a la amistad y mi devoción por la Patria.
Creo --no estoy muy seguro, que en el caso del doctor Fernández a mucha gente a su alrededor les ha hecho mucho daño al llamarlos “profesor”, porque en verdad de lo han llegado a creer y hasta piensan que son una especie de “magna-no-se-que” de la sapiencia.
Si no es así, corríjame usted, por favor, pero escuche como el secretario administrativo de la Presidencia, don Luis Manuel Bonetti, le habla al pueblo que se sienta en el mismo pupitre en que yo estoy recibiendo su lección, para explicar el por que de los ‘chequecitos’ que se entrega a los compañeritos del CB (comités de base).
Es como si desde las alturas de su despacho se nos viera como a unos infelices cretinos que no acabamos de mordernos la lengua, antes de pedirle la bendición a su ‘divina’ majestad.
La otra nos viene de otro profesor, el señor Francisco Javier García, un chico con mucha suerte en cuyos hombros Fernández delego el manejo de su campaña en procura de la reelección presidencial.
Ambas explicaciones para justificar lo injustificable de la denuncia documentada en la letra y en el celuloide por la periodista Nuria Piera y su equipo de investigación, nos dicen a nosotros los que debajo de un árbol recibimos sus sapientes peroratas, que seguimos siendo unos entupidos.
En la Cuba de Fulgencio Batista hubo un programa de la juventud batistiana que salía al aire bajo el nombre de “Yo Acuso”, desde el que se respondían las denuncias del pueblo mambí, al pueblo de ñánigos que se sentaba en los mismos pupitres de Fidel con barrabasadas similares a las que hoy nos entregan estos profesores de la manipulación...
Todo lo que se diga ahora es bueno y valido, pero solo desde el punto de vista de estos graduados en la escuela magnifica del doctor Fernández. Ojalá que la universidad que entrega esos ‘títulos’ no cambie de rectoría, porque entonces --como ha dicho un columnista criollo, habrá que hilar muy fino.
Como el tiempo va pasando, y nada queda oculto bajo el Sol, esperemos un rato más. Y ya veremos, porque me temo que alguna gente del litoral morado ha estado calculando mal y equivocando la percepción del pueblo de a pie, que sigo creyendo no es tan tonto como algunos creen.
Como alguien dijo una vez, solo la mentira tiene prisa, y yo y muchos como yo no la tenemos, esperemos, esperemos, esperemos, y hasta entonces, que los caminos, en algún punto, siempre habrán de cruzarse.
Santo Domingo, D.N., 11 de Marzo de 2008
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